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Confrontación de experiencias, análisis y puntos de vista entre dos personalidades destacadas, dirigentes, investigadores y líderes de opinión sobre un tema clave para la transformación digital y la transición energética.

Para detener la perjudicial carrera hacia la expansión urbana es necesario aumentar la densidad urbana a un perímetro constante, construir la ciudad sobre la ciudad y desarrollar la ciudad circular. Se trata de un planteamiento necesariamente colectivo que requiere agilidad. ¿Cuáles son las condiciones, las restricciones y los límites de una transformación tan profunda de los modelos? The Agility Effect ha invitado a Céline Acharian, directora general de La Fabrique de la Cité, y Sylvain Grisot, urbanista, fundador de la consultora dixit.net, a hablar sobre estas cuestiones clave para la transición medioambiental.

Sylvain Grisot, usted publicó en 2021 Manifeste pour un urbanisme circulaire(*) y, más recientemente, Réparons la ville! con Christine Leconte(**). ¿En qué consiste la ciudad circular?

Sylvain Grisot. Consiste en pasar de un modelo lineal, en el que utilizamos superficies agrícolas, cada vez más alejadas, para construir nuevos comercios y viviendas, a un modelo circular en el que multiplicamos los circuitos para aprovechar al máximo cada metro cuadrado. Una vez establecido este principio, podemos ofrecer varias definiciones, según si tenemos en cuenta el funcionamiento de la ciudad o más bien su fabricación.

Si analizamos su funcionamiento, nos centraremos en los flujos materiales e inmateriales, en todo lo que entra, sale y permanece en la ciudad. Si hablamos de su fabricación, a menudo tendremos en cuenta en primer lugar los volúmenes materiales (incluidos los residuos) que movilizan las actividades de construcción y obras públicas, que sabemos que consumen muchos recursos y emiten gran cantidad de CO2.

Pero en materia de fabricación de la ciudad, también hay que tener en cuenta el recurso inmaterial que es el espacio. Analizar el metabolismo urbano significa preguntarse qué es la ciudad y qué no lo es, dónde empieza y dónde acaba. La cultura urbanística clásica analiza principalmente la fabricación de la ciudad a través del tropismo del suelo. Lo que he denominado “urbanismo circular” es una creación de la ciudad considerada a través de los flujos del espacio, y no solo del suelo. Pero todas las posibles lecturas de la circularidad aplicada a la ciudad apuntan a un mismo objetivo: transformar las prácticas y reconducirlas en la dirección adecuada.

Entonces, ¿la ciudad circular significa ante todo frenar la expansión urbana?

Céline Acharian. Francia es uno de los mayores consumidores de suelo de Europa, con una proporción de 47 km² artificiales por cada 100.000 habitantes. Una cifra dos veces mayor que la de Italia. Entre 2009 y 2019, el 70% de esta oleada constructora estuvo impulsada por la edificación de viviendas. Hoy en día, todos sabemos que el suelo es esencial para luchar contra el cambio climático y las dinámicas de la autosuficiencia alimentaria. La lógica lineal, que consiste en decir “ya no tengo, así que tomaré un poco más”, es totalmente descabellada ya que, al tiempo que adquirimos terrenos libres para construir, vemos como zonas enteras, especialmente urbanas, se vacían de habitantes y de actividades. En resumen, se trata de aumentar la densidad a perímetro constante, a partir de lo ya existente. Y muchos agentes locales no han esperado al último informe del IPCC para emprender acciones en este sentido.

“Muchos agentes locales no han esperado al último informe del IPCC para emprender acciones en favor de la ciudad circular”. (Céline Acharian)

Sylvain Grisot. La expansión no es el problema, es el síntoma. El síntoma de un sistema que funciona perfectamente, pero en la dirección equivocada. Un círculo vicioso bastante reciente, que se descontroló en los años setenta y ochenta. La fuerza motriz de este sistema productivo y constructivo fue el auge del automóvil privado, que fomentó la expansión urbana, el alejamiento de estructuras y actividades, y la dependencia del coche. De esta forma se cierra el círculo, que lo tiene todo: daños al suelo, a la biodiversidad y a la resiliencia alimentaria, intensificación de la movilidad basada en el carbono, dependencia de la nueva construcción… Por eso los flujos espaciales son cruciales para la creación de la ciudad circular. Porque, cuando logramos ser eficientes en el uso del espacio, planteamos necesariamente la cuestión de cómo reutilizar el suelo, los edificios y el transporte.

¿Cómo puede ayudar el Estado a acelerar la aplicación de esta circularidad urbana?

Céline Acharian. Hay mecanismos de financiación, que tienen su utilidad. Pero hay que decir que la financiación cada vez es menor. El Estado debería mostrar su confianza en lo que se está construyendo a escala local y reducir las trabas normativas para dejar espacio a la experimentación. En algunos ámbitos hay excepciones y se conceden permisos para la investigación. ¿Por qué no en el ámbito del urbanismo?

Desde un punto de vista metodológico, ¿qué planteamientos deberían priorizarse?

Sylvain Grisot. A partir de las investigaciones que he llevado a cabo sobre urbanismo circular he podido identificar cuatro posibilidades. La primera consiste en la intensificación de los usos de los edificios. Se trata de centrarse más en los tiempos de uso que en los espacios. La segunda se refiere a la reutilización de lo ya existente para evitar la demolición y la reconstrucción siempre que sea posible. La tercera hace referencia a la densificación de los espacios libres en las zonas urbanas y suburbanas para la obra nueva. Y, por último, está la opción reciclaje: la renaturalización de la ciudad mediante la reasignación de nuevos usos a zonas industriales o comerciales abandonadas, por ejemplo.

El objetivo de la artificialización neta cero (ZAN, por su sigla en francés), fijado para 2050, ¿va en la dirección correcta?

Céline Acharian. Muchos responsables políticos no han tardado en idear soluciones, presentarlas a los ecosistemas de agentes locales y probarlas. Muchos han dejado de conceder permisos de construcción a diestro y siniestro, han frenado los planes locales de urbanismo (PLU) y la expansión de las urbanizaciones, y han empezado a densificar los barrios residenciales.

El hecho de que ahora el ZAN esté sobre la mesa y agrupe de facto todas las iniciativas bajo una misma bandera es una oportunidad interesante para cuestionar las prácticas y reforzar el debate sobre la circularidad urbana. Actualmente, cada uno se ciñe a este objetivo como puede, con su propio sistema de restricciones, desarrollando sus propias métricas. Por supuesto, en algún momento los baremos de cálculo tendrán que alinearse, las lógicas territoriales deberán ser coherentes a escalas suficientes para permitir efectos comunicantes y palancas multiplicadoras. Pero el objetivo ZAN habrá representado una verdadera revolución.

“Vemos que se están llevando a cabo muchas acciones a nivel local, pero queda pendiente reflexionar sobre la aceleración y el efecto de la masa crítica”.» (Sylvain Grisot)

Sylvain Grisot. Estoy de acuerdo. Aunque creo que con el ZAN las políticas públicas no inciden en la causa y la consecuencia del problema, los efectos sobre el sistema están ahí. Y vemos que se están llevando a cabo muchas acciones a nivel local, a menudo de forma ejemplar. Queda pendiente reflexionar sobre la aceleración y el efecto de la masa crítica.

¿Qué medidas, herramientas y entornos podrían facilitar el despliegue de los proyectos?

Céline Acharian. Lo que está claro es que hay que reducir la carga de los representantes políticos locales. La gran cantidad de normativas distintas, la suma de restricciones ligadas a las divisiones administrativas, la complejidad de las normas, la presión de la prevención de riesgos, los mandatos en materia de protección civil y protección patrimonial… todo este sistema de regulaciones, aunque obedezca a motivaciones legítimas, es más desalentador que otra cosa, incluso en el caso de temas de reconocida urgencia. El alcalde de una pequeña localidad de Île-de-France nos explicaba hace poco lo que le costó probar un sistema circular de agua a escala local. Pasa lo mismo con los bosques y la madera para la construcción: normativa contra incendios, Servicio Departamental de Incendios y Salvamento (SDIS)… todo ello dificulta la experimentación. En resumen, son tantas las limitaciones que, allí donde podrían aplicarse iniciativas ágiles, los agentes suelen desistir.

¿Quién tiene las llaves para actuar? ¿El impulso viene de los representantes políticos?

Sylvain Grisot. Seamos claros: los representantes electos locales suman 500.000 personas, de las cuales 490.000 no tienen ningún control sobre nada. Hay que dejar de pensar en términos de poder de decisión. La circularidad urbana es, por excelencia, un tema colectivo que debe permitirnos forjar nuevos vínculos para reflexionar, cuestionar y experimentar juntos. En mi opinión, también hay que dejar de pensar en términos de innovación. No se trata de innovar, sino de renunciar. La verdadera pregunta es: ¿cómo podemos dejar de hacer mal las cosas? ¿Qué debemos dejar de hacer? Aquí todos tenemos que asumir nuestras responsabilidades.

Céline Acharian. Estoy totalmente de acuerdo con la idea que se trata de temas colectivos compartidos, lo que no impide que los representantes electos locales, y en general los agentes locales, desempeñen un papel importante. Y no me refiero tanto a la responsabilidad como a la capacidad de actuar y de experimentar. Un responsable político de urbanismo de Rennes declaraba hace poco que, en un contexto global de desconfianza de la población respecto a la capacidad del Estado de definir directrices relevantes, el único ámbito político al que los ciudadanos siguen atribuyendo cierta utilidad es el de las políticas urbanas, y entre ellas las de vivienda. Es un reconocimiento a la capacidad de acción real de los representantes electos.

 

(*) Grisot (S.), Manifeste pour un urbanisme circulaire, Editions Apogée, 2021.

(**) Leconte (C.), Grisot (), Réparons la ville!, Editions Apogée, 2022.

 

14/09/2023

Céline Acharian

Céline Acharian

Directora general de La Fabrique de la Cité

Sylvain Grisot

Sylvain Grisot

Urbanista, fundador de la consultora dixit.net

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