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Frente a la crisis climática, las empresas se ven obligadas a acelerar su descarbonización. Algunos sectores de actividad pueden adaptarse sin grandes dificultades, pero otros deben emprender transformaciones profundas para responder a esos retos. VINCI Energies orienta a numerosas empresas en esta trayectoria de atenuación y adaptación.

©Sabine Lemonnier-David – La talasotermia es una tecnología que permite captar las calorías de las aguas superficiales mediante un intercambiador para alimentar una bomba de calor que calienta el edificio.

En un contexto mundial de crisis climática, volatilidad energética y transformación normativa acelerada, la industria está bajo presión, ya que por sí sola representa más del 25% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Para los industriales, su huella de carbono ya no es solo un factor relevante en la comunicación, sino que se ha convertido en un imperativo estratégico, económico y normativo.

La Unión Europea, a través del Pacto Verde Europeo, ha fijado un objetivo de neutralidad en carbono para el 2050, con un objetivo intermedio de reducción del 55% de las emisiones netas de aquí al 2030. Los mecanismos impositivos relativos al carbono, como el mecanismo de ajuste en frontera por carbono (CBAM por sus siglas en inglés), obligan ya a las empresas a integrar la descarbonización en la base de sus cadenas de valor. Los financiadores, los inversores y los clientes públicos y privados exigen cada vez más planes de clima detallados, acompañados de resultados con cifras concretas.

Sin embargo, este reto no afecta a todos los sectores por igual. Algunos, como el agroalimentario o el del automóvil, cuentan con mecanismos técnicos accesibles y con un importante apoyo de sus clientes finales. Otros, como la siderurgia o el cemento, deben emprender transformaciones rupturistas, que a veces afectan a sus procedimientos tradicionales.

VINCI Energies orienta a numerosos industriales en esta trayectoria de atenuación y adaptación. En los siguientes apartados analizamos un panorama general de iniciativas en Europa.

Sector agroalimentario: Danone, líder discreto de la descarbonización

El sector agroalimentario, muy expuesto a las expectativas de los consumidores y distribuidores, ha sabido avanzarse. Danone puso en marcha en el año 2019 un amplio plan de optimización energética en su planta de Bailleul (Francia), con la orientación de Actemium.

Las medidas, que se ejecutaron y finalizaron en 2023, incluían la instalación de bombas de calor de alta temperatura, la recuperación de calor residual en las aguas residuales, el control inteligente de los suministros (vapor, frío, aire comprimido) y la producción local de electricidad verde a través de paneles fotovoltaicos.

De este modo, el grupo ha reducido sus emisiones en 1 500 toneladas de CO2 anuales. Todas estas medidas han permitido reducir en un 35% el consumo energético global de las instalaciones, con retorno de la inversión (ROI) en menos de seis años.

“El sector agroalimentario está sometido a una fuerte presión por parte de la gran distribución, que exige productos con bajo impacto. Además, el control de los costes energéticos es crucial para mantener unos márgenes a menudo estrechos. No obstante, la transición se ve facilitada por el hecho de que las soluciones de eficiencia energética son soluciones probadas y rápidamente desplegables en este tipo de instalaciones con un fuerte consumo de calor y frío”, subraya Ali Hamdan, environment market manager en Actemium.

Sector químico: BASF electrifica sus hornos

El sector químico es muy intensivo en energía, pero los industriales despliegan estrategias ambiciosas centradas en la innovación. En su planta de Ludwigshafen (Alemania), el grupo BASF se ha propuesto lograr una reducción de 3 millones de toneladas de CO2 de aquí a 2030 mediante una estrategia multifactorial que se implementó en 2021 y que incluye la electrificación de sus hornos de vapor a través de tecnologías inductivas, el desarrollo de alianzas para contratos de compraventa de energía (PPA) e inversiones en hidrógeno bajo en carbono. Actemium participa, concretamente, en la gestión de los suministros y la automatización de los nuevos equipos.

“La evolución de la normativa europea (sistema de comercio de emisiones, mecanismo de ajuste en frontera por carbono) obliga a efectuar reducciones rápidas, pero para ello BASF puede contar con importantes recursos financieros y una estrategia de I+D a largo plazo. La transformación es compleja, pero el grupo está aprovechando su capacidad de innovación e industrialización a gran escala”, señala Ali Hamdan.

Sector del automóvil: Renault, hacia las fábricas cero carbono

En los fabricantes de automóviles, la reducción de las emisiones no solo afecta a los vehículos. Las propias fábricas constituyen retos de la transición energética. “La planta de Renault en Douai (Francia) se ha transformado desde el año 2018 en un escaparate de la descarbonización industrial, con 17 hectáreas de paneles fotovoltaicos, contratos de sistemas críticos de electricidad verde, una optimización energética de los procesos y la conversión de los sistemas críticos a soluciones más bajas en carbono”, explica Ali Hamdan. Actemium ha acompañado a Renault en la digitalización de los sistemas de supervisión energética.

Actualmente, en la planta de Douai más del 80% del suministro energético procede de energías renovables. Entre 2010 y 2022, sus emisiones se han reducido en un 75%.

Papel y cartón: Smurfit Kappa utiliza la biomasa como motor

El sector papelero es uno de los pocos que pueden contar con un recurso renovable incorporado en su proceso: la biomasa. Esa ha sido la opción de Smurfit Kappa en su planta de Nervión (España), donde una caldera de biomasa de 85 MW es alimentada por residuos de producción, lo que reduce drásticamente su dependencia del gas natural. El proyecto incluye también un sistema de recuperación de calor y la modernización de redes de vapor. Actemium ha contribuido en la ingeniería de los sistemas críticos. Gracias a estos equipos, la fábrica ha podido reducir sus emisiones anuales de CO2 en 250.000 toneladas.

“Estas acciones ofrecen un buen retorno de la inversión con la reducción de la dependencia de las energías fósiles”, explica Ali Hamdan, “y todo ello gracias a la sinergia con el proceso industrial, importantes yacimientos internos de biomasa y una amplia experiencia en eficiencia energética”.

Metalurgia: una descarbonización difícil

Industria pesada, carbonizada, compleja…, la metalurgia va con retraso, pero se está organizando. ArcelorMittal, líder europeo del acero, transforma desde el año 2021 sus instalaciones de Dunkerque (Francia) en un laboratorio de la descarbonización, con proyectos de reducción directa con gas natural, de hidrógeno verde, de captación de CO2 (captación, utilización y almacenamiento, o CCUS, por sus siglas en inglés) y de optimización de procedimientos térmicos.

Este proyecto, bautizado como “3D”, prevé, de aquí a 2030, una reducción de 4 millones de toneladas de CO2 al año, es decir, casi la mitad de las emisiones de la planta. Actemium participa en la modernización de los sistemas críticos y en la automatización de las nuevas líneas de producción.

“El sector es muy dependiente del carbono y las tecnologías alternativas son costosas y aún poco maduras. Sin un apoyo público masivo, el ROI es incierto. El sector se organiza en torno a proyectos piloto, pero la envergadura de las inversiones frena el despliegue masivo”, puntualiza, sin embargo, Ali Hamdan.

La reducción de la huella de carbono es un imperativo estratégico, económico y normativo.

Cemento: un muro tecnológico que superar

La producción de cemento sigue siendo uno de los sectores con más emisiones en todo el mundo, a causa de las reacciones químicas incompresibles de la “clinkerización”. El grupo suizo Holcim está experimentando en sus instalaciones de Lägerdorf (Alemania) un proyecto de captación de CO2 combinado con la producción de metanol, dentro del proyecto WESTKÜSTE100, que se propone desarrollar e implementar una economía regional del hidrógeno a escala industrial. El reto, en este caso, es captar más de un millón de toneladas de CO2 al año.

Paralelamente, se están llevando a cabo investigaciones sobre aglutinantes alternativos y soluciones de electrificación de los hornos. Actemium interviene en la gestión de los datos de los procesos y la protección de los flujos energéticos.

“La clinkerización(1) genera emisiones incompresibles. Las soluciones tecnológicas (CCUS, aglutinantes alternativos) están en desarrollo y requieren fuertes inversiones. El apoyo de las administraciones públicas y la presión de los investigadores condicionan la industrialización de esas soluciones”, destaca Ali Hamdan.

Industria petroquímica: TotalEnergies y Air Liquide se alían en el hidrógeno

La utilización del hidrógeno en las aplicaciones petroquímicas y químicas es clave en la descarbonización del sector, y es que actualmente se utilizan cerca de 100 millones de toneladas de hidrógeno, y son de origen fósil.

“Es prioritario sustituir todo ese hidrógeno por hidrógeno bajo en carbono procedente de energías renovables, biomasa o energía nuclear antes de concentrarse en nuevas aplicaciones”, opina Valentine Salomon, hydrogen & renewable gas market manager en Actemium.

La alianza de TotalEnergies y Air Liquide para descarbonizar el hidrógeno de refinería en Europa es emblemática en este sentido. Ambos grupos están desarrollando dos proyectos de envergadura en los Países Bajos para producir 45.000 toneladas anuales de hidrógeno verde a partir de electricidad renovable, principalmente procedente del parque eólico offshore de OranjeWind. El objetivo es reducir hasta 450.000 toneladas de emisiones de CO2 anuales en las refinerías de TotalEnergies en Amberes (Bélgica) y Flesinga (Países Bajos), y descarbonizar todo su hidrógeno industrial de aquí al año 2030.

Industria agroquímica: Yara produce amoníaco renovable con hidrógeno verde

El grupo químico noruego Yara International, especializado en la producción de fertilizantes, inauguró en 2024 su fábrica de hidrógeno renovable en Herøya (Noruega). Desde entonces, Yara produce hidrógeno y amoníaco renovables. Este último se utiliza para la fabricación de fertilizantes. Dado que el gas natural ya no es la materia prima para la producción de fertilizantes, las emisiones de la planta se pueden reducir en 4.000 toneladas equivalentes de CO2 al año.

“El amoníaco renovable es un elemento importante del puzle de la descarbonización, pero su desarrollo a gran escala requiere tiempo”, declaraba Hans-Olav Raen, presidente-director general de Yara Clean Ammonia, en la inauguración de la planta.

“Mientras el mundo se acerca rápidamente a 2030 [año en que la Unión Europea cuenta con haber reducido al menos en un 55% las emisiones netas de gases de efecto invernadero], trabajamos también paralelamente en la producción de amoníaco con bajo contenido en carbono para ahorrar hidrógeno y desarrollar los mercados emergentes de amoníaco con bajas emisiones”, añadía.

Ocio: Ouistreham experimenta con la talasotermia

Dentro del proyecto europeo WaterWarmth, cofinanciado por el programa Interreg North Sea, se está instalando una planta piloto en Ouistreham (Francia) para climatizar el centro de actividades náuticas mediante el calor del mar. La tecnología de la talasotermia capta las calorías de las aguas superficiales mediante un intercambiador para alimentar una bomba de calor que calienta el edificio.

La empresa ELAIRGIE, filial de VINCI Energies, diseña y ejecuta la instalación, y participa en su explotación. Este proyecto piloto experimental, coordinado por BUILDERS Escuela de Ingenieros, permitirá medir el rendimiento del sistema en condiciones reales, como mareas, bioincrustación y variaciones de temperatura, pero también aportar nuevas soluciones energéticas con fuentes locales en respuesta a las consecuencias del cambio climático.

“Es una solución eficiente, incluso más eficiente que las bombas de calor aire-aire. Cuando hace mucho frío fuera, la temperatura del agua del mar no baja a menos de 8-10 °C, mientras que la del aire puede descender por debajo de 0; así, mediante la talasotermia, los rendimientos de la bomba de calor no se minimizan”, explica Sabine Lemonnier-David, ingeniera en eficiencia energética en ELAIRGIE.

(1) Conjunto de reacciones fisicoquímicas a altas temperaturas que conducen a la formación del clínker, un constituyente del cemento.

15/12/2025