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Según un estudio publicado en julio de 2023 por la universidad americana de Northwestern (Illinois), las infraestructuras urbanas subterráneas (aparcamientos, túneles, canalizaciones, cables) emiten un calor residual que, almacenado en las capas subterráneas, debilita las rocas y los materiales de construcción, especialmente el hormigón y la arcilla, y en menor medida el granito y la piedra caliza. Aunque descarta cualquier peligro para las personas, el estudio describe fenómenos de agrietamiento, fisuración, hundimiento de los cimientos y contaminación de las aguas subterráneas que podrían perjudicar la calidad de algunos servicios, en particular el transporte. Pero estas islas de calor subterráneas son al mismo tiempo fuentes potenciales de energía geotérmica. De ahí que los autores del estudio recomienden utilizar tecnologías geotérmicas para captar el exceso de calor y redistribuirlo a los edificios y las redes de energía en superficie.

15/12/2023

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