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Los países tienen tres maneras distintas de calcular las emisiones de gases de efecto invernadero. En el caso de las empresas, la referencia en Francia es el Balance GEI de ADEME.

9 toneladas de CO2eq (equivalente de CO2) por persona y año: esta fue la huella de carbono de los franceses en 2019 (último año de cálculo antes de la COVID-19), según los datos más recientes de las autoridades francesas recopilados por el sitio web MyCO2.fr.

La huella de carbono representa la cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) inducida por la demanda de un país o una empresa, tanto si estos bienes o servicios se producen en territorio nacional como si se importan. Permite estimar las presiones sobre el clima de su demanda interior, independientemente del origen geográfico de los productos consumidos. ¿Pero cómo se calcula?

Tres tipos de cálculo para los países

Los países tienen tres maneras distintas de medir las emisiones de gases de efecto invernadero: la huella territorial calcula las emisiones de gases de efecto invernadero dentro de los límites de un país(1); la huella de consumo resulta de los usos finales de los bienes y servicios(2), y la huella de extracción proviene de la energía fósil extraída del país(3).

Estos tres tipos de mediciones no se suman, sino que son complementarias. De este modo, de acuerdo con este modelo de autoridad para todas las publicaciones académicas sobre el tema, la huella territorial de Francia en 2019 fue, teniendo en cuenta todos los gases de efecto invernadero, de 6,5 toneladas de CO2eq por habitante, con una huella de extracción de 0,03 toneladas y una huella de consumo de 9 toneladas.

La huella de carbono representa la cantidad de gases de efecto invernadero inducida por la demanda de un país o una empresa

Los inventarios nacionales que informan de todas las emisiones territoriales siguen siendo una herramienta fundamental para guiar las políticas climáticas. Pero el inventario nacional no incluye todas las emisiones del país, por lo que es necesario completarlo con dos herramientas más de medición: la huella de consumo y la huella de extracción.

En los países de la Unión Europea, la huella de consumo permite controlar los riesgos de “fugas de carbono” que podrían resultar de la aceleración de las acciones para reducir las emisiones territoriales.

Para evitar este tipo de sesgo, la Comisión Europea está trabajando en dos instrumentos clave: un mecanismo en la frontera que ponga en igualdad de condiciones a los productores europeos que pagan las cuotas de CO2 y a los importadores que están exonerados de su pago, y un refuerzo de la regulación sobre la deforestación importada.

El Balance de GEI: la referencia para las empresas

En el caso de las empresas, la referencia en Francia es el Balance de Gases de Efecto Invernadero (BEGES) de ADEME (Agencia de la transición ecológica). Se trata de una evaluación de la cantidad de gases de efecto invernadero emitida (o captada) en la atmósfera a lo largo de un año por las actividades de una organización.

El informe es obligatorio a raíz de la ley ENE de 2010 para las empresas con más de 500 empleados (por ejemplo, el Grupo VINCI), las poblaciones con más de 50.000 habitantes y las instituciones públicas con más de 250 agentes.

Aun en el caso de empresas no incluidas en la normativa, e independientemente del sector de actividad, se recomienda realizar un balance de GEI, puesto que se trata de la primera etapa para desarrollar una estrategia baja en carbono, por ejemplo, en el sector de la construcción, que es uno de los principales emisores de CO2.

Para llevar a cabo un balance de GEI, es necesario definir sus fases principales. En primer lugar, deben tenerse en cuenta los perímetros contemplados: perímetro organizativo (definir los centros, las instalaciones y las competencias que se tienen en cuenta en el informe); perímetro operativo (definir las fuentes de emisión: alcances 1, 2 y 3); tipos de emisión según cada categoría (alcances 1, 2 y 3), y datos internos y externos a utilizar.

Tras este trabajo previo, la empresa puede calcular su balance de GEI. Se trata de un proceso muy técnico que puede llevarse a cabo internamente o con la ayuda de un proveedor externo. Una vez realizado el balance, es fundamental presentarlo a los responsables de la toma de decisiones para que estudien la dimensión de los retos medioambientales y energéticos de su organización.

A continuación, puede pasarse a la siguiente etapa: elaboración, junto a los empleados y las partes interesadas de la empresa, del plan de acción para reducir las emisiones. La fase final consiste en publicar el balance, un medio para dar a conocer el planteamiento y la contribución de la empresa en la lucha contra el cambio climático y para promover su política medioambiental.

1) La huella territorial de un país se establece a partir de un inventario nacional de emisiones de gases de efecto invernadero. Cada país remite a la secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) un inventario cuyas líneas directrices han sido definidas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GIECC). En Francia, el inventario nacional lo lleva a cabo el Centro Técnico Interprofesional de Estudios sobre Contaminación Atmosférica (CITEPA).

2) La huella de consumo se calcula a partir de bases de datos como la de ADEME en Francia.

3) En 2019 la huella de extracción se calculó en el informe “Production Gap” del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

12/05/2022