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Los asistentes virtuales, cada vez más presentes en las viviendas, todavía no se han introducido en los edificios profesionales. Para que eso ocurra, las aplicaciones de voz deberán tener en cuenta las particularidades y las dificultades específicas de estos espacios de trabajo.

“Siri, abre las persianas”. “OK, Google, pon la lista de reproducción de los Beatles”. “Alexa, baja la luz del salón”. Estas peticiones dirigidas a asistentes virtuales se están convirtiendo en algo habitual en los pisos de alto standing que se han puesto a la venta hace algunos meses.

En el mundo profesional, las aplicaciones de voz deben tener en cuenta los retos que plantea el entorno de trabajo. Aunque estos asistentes virtuales están teniendo una rápida difusión entre el gran público —entre 16 y 20 millones de usuarios en smartphones y 1,7 millones de altavoces inteligentes funcionando en Francia, según datos de la consultoría Roland Berger—, la tecnología de voz aún no es una prioridad en el sector inmobiliario profesional.

Como explica Diego Harari, director de innovación y desarrollo sostenible de VINCI Immobilier, “desde el punto de vista tecnológico, no hay ninguna dificultad, pero la naturaleza de las interacciones no es la misma que en un contexto doméstico. No me imagino llegar a una sala de reuniones y pedir en voz alta: ‘enciende la luz’. Es un uso que no aporta ningún valor añadido”.

Interconectar la voz y el edificio inteligente

Sin embargo, David Ernest, director de desarrollo e innovación de VINCI Facilities, la marca de VINCI Energies especializada en gestión de edificios o facility management, indica: “todavía no contamos con una estrategia de transformación a través de la voz, pero estamos preparándonos para cuando llegue”.

El primer reto es incorporar la tecnología de voz al entorno laboral y favorecer la comunicación oral entre los equipos. “La voz se convierte en algo positivo cuando proporciona información a los demás, y en una molestia cuando lo que dice mi vecino no me aporta nada”, explica David Ernest.

“La voz se convierte en algo positivo cuando proporciona información a los demás, y en una molestia cuando lo que dice mi vecino no me aporta nada”

En opinión de Diego Harari, si el edificio inteligente del futuro ha de incluir la voz, será interconectándola con un software ofimático, así como con con proveedores de servicios internos y externos, etc. “Cuando se quiere organizar una reunión, hay que buscar una sala, gestionar las agendas de los participantes, encargar bandejas de comida, permitir el acceso al parking a los participantes que vienen de fuera de la empresa, etc. En términos de ergonomía, es más fácil dirigirse a un asistente virtual inteligente que utilizar varios programas de software distintos”.

Las interfaces de voz seguramente podrán gestionar las múltiples aplicaciones de servicios que habrá disponibles en los BOS (Building Operating System), que distintas empresas empezarán a comercializar pronto.

“Al parecer, varias de las grandes empresas internacionales de TI (Google, Microsoft…) están desarrollando proyectos en ese sentido”, comenta Diego Harari.

Otra herramienta tecnológica en plena expansión son los chatbots. Algunos de ellos migran del texto a la voz y se convierten en voicebots, que ofrecen una interfaz humano-máquina más cercana a las relaciones humanas.

El interrogante del modelo económico

VINCI Facilities también se interesa por la start-up de inteligencia artificial Spoon.ai, fundada por el inventor del robot Pepper, que construye “criaturas artificiales”. Sin embargo, el modelo económico aún está por determinar: ¿quién se hará cargo de la compra o el alquiler del robot? Tampoco hay que olvidar los costes que supone garantizar la interoperabilidad con el edificio inteligente.

En cualquier caso, David Ernest cree que la voz va a llegar al ámbito del BtoB y pronostica que “el precio de esta tecnología sin duda va a bajar”. Y añade: “Creo que, a corto plazo, gestionaremos todas las demandas necesarias a través de pequeños micros. Estos sistemas forman parte de nuestra hoja de ruta hacia las interfaces de servicios”.

El director de desarrollo e innovación de VINCI Facilities se muestra también convencido de que estos autómatas de voz no van a sustituir a los seres humanos. “Quizá ocurrirá incluso lo contrario, ya que los empleados van a ser aún más pertinentes, una vez liberados de tareas sin valor añadido de las que se puede encargar un asistente inteligente, como, por ejemplo, reservar una sala de reuniones”, augura.

12/12/2019