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Ni el sistema de salud ni los centros de atención sanitaria tendrán éxito en su revolución si no logran situar al ser humano en el centro de sus objetivos y de su modelo de funcionamiento.

Sea cual sea la configuración de los hospitales en el futuro, incluso si cumplen los objetivos fijados por las autoridades públicas en cuanto a desarrollo de la medicina ambulatoria, no deben perder nunca de vista la situación demográfica. Según el INSEE, el Instituto Francés de Estadística y Estudios Económicos, las personas mayores de 75 años representarán el 12,2% de la población francesa en el año 2030, frente al 9,1% que representan en la actualidad.

De ello se desprende que cada vez habrá más personas enfermas o dependientes y, por lo tanto, cada vez más cuidadores, pero también habrá más personas trabajando en el sector sanitario, que podría llegar a ocupar al 1,7% de la población activa en el 2030.

« La capacidad de situar al ser humano en el centro del ecosistema constituye el principal reto a afrontar. »

Desde luego, estos puestos de trabajo no se concentrarán en los centros hospitalarios, pero se integrarán plenamente en el sistema de salud y de atención sanitaria, y deberán cumplir todos los requisitos de una gestión responsable. « La capacidad de situar al ser humano en el centro del ecosistema constituye el principal reto que tienen que afrontar todos los agentes implicados, que deben hacer de él una prioridad, cada uno en su nivel », resalta Philippe Caillère, director de VINCI Energies Building Solutions Grand Ouest.

En los últimos meses se han sucedido las reflexiones y las iniciativas. Una de ellas es el programa « + de vie » (más vida), que ha puesto en marcha la Fondation Hôpitaux de Paris-Hôpitaux de France y que ya ha inspirado más de 14.000 proyectos: restaurantes, cafés, bibliotecas, exposiciones, salas de espectáculos, huertos, o incluso calles interiores en el recinto de los centros hospitalarios.

Las promesas de la innovación

Si bien las tecnologías digitales y los algoritmos entrañan un riesgo real de deshumanización, también ofrecen oportunidades sin precedentes para aumentar el confort de los pacientes, evitar la penosidad para los cuidadores y mejorar el rendimiento del sistema sanitario en su conjunto.

Las tecnologías presentan un potencial real. Por ejemplo, VINCI Energies ha diseñado recientemente una cabecera de cama conectada, provista de un detector de movimiento. Esta innovación surgió a raíz de una reflexión común con la Agencia Regional de Salud de Normandía sobre acciones para reducir el estrés de los cuidadores, mejorar su confort en el trabajo y transmitir mayor confianza a las familias de los pacientes internos en residencias.

Esta herramienta, fácil de instalar, ofrece un diagnóstico del comportamiento de los pacientes y avisa inmediatamente si se produce una caída. « Gracias a este sistema se puede limitar la frecuencia de las rondas nocturnas y atender de forma más eficaz las llamadas de pacientes, a veces intempestivas, garantizando una respuesta rápida cuando es necesario », comenta Philippe Callière.

Esta innovación, que inicialmente se probó en centros geriátricos y también puede utilizarse en maternidades y, en general, en hospitales, es un ejemplo de lo que la inteligencia artificial puede aportar a la mejora de la calidad de los servicios que se prestan en los centros de atención sanitaria. Son varios los estudios que llegan a conclusiones similares : la combinación entre la inteligencia artificial y el factor humano da resultados más fiables que la acción del ser humano o los algoritmos por sí solos.