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Para llevar la electricidad a las comunidades que viven en las islas creadas por la construcción de la presa de Tucuruí (Brasil), Omexom ha instalado minicentrales fotovoltaicas. Una solución ágil promovida por las autoridades públicas.

Es una cruel paradoja que, en el estado de Para, en la Amazonia, los obreros que construyeron la presa hidroeléctrica de Tucuruí, una de las mayores del mundo, en el río Tocantins, a 350 km al sur de Belém, hayan vivido “a oscuras” hasta hoy. Instalados en las colinas de la región, que se convirtieron en islas tras la creación de un inmenso lago artificial fruto de la edificación de la presa entre 1974 y 1984, estos obreros y sus familias no tenían acceso a la electricidad. Tan solo algunas granjas disponían de un grupo electrógeno diésel ―cuya fuente de energía es muy costosa, contaminante y no renovable― para satisfacer las necesidades energéticas más básicas.

La instalación en estas islas de 1.361 sistemas de paneles solares entre enero de 2019 y enero de 2021 transformará la vida de numerosas familias que hasta el momento usaban lámparas de queroseno para alumbrarse y conservaban los alimentos perecederos en el hielo que cada día iban a buscar en barco a “tierra firme”. El encargado de la instalación de estos dispositivos de producción de energía fotovoltaica es Omexom en Brasil (VINCI Energies).

La energía fotovoltaica, la energía eólica y las minicentrales hidroeléctricas son soluciones a tener en cuenta para llevar la electricidad a las regiones más remotas.

El proyecto se inscribe en el marco del programa “Luz para todos”, impulsado por el gobierno brasileño para llevar electricidad a más de 10 millones de personas que viven en zonas rurales carentes de red eléctrica. Este programa apuesta por las soluciones basadas en energías renovables, consideradas las mejores para responder a las problemáticas de las zonas aisladas.

En opinión de las autoridades encargadas de financiar hasta el 85% de los costes de ejecución de estos proyectos, la energía fotovoltaica, la energía eólica, las minicentrales hidroeléctricas e incluso en algunos casos el gas natural son formas de producción de energía a tener en cuenta para llevar la electricidad a las regiones más remotas de la Amazonia y Pantanal.

Una doble dimensión social y medioambiental

Alrededor de Tucuruí, los centenares de islas dispersas en un radio de 40 km² encajan perfectamente con la definición del gobierno. Los paneles solares instalados por Omexom en las granjas, así como en las escuelas y los centros de salud, suman una capacidad instalada de 1,8 MWp. “Cada sistema puede producir hasta 45 kWh por mes, suficiente para tener luz en la granja y alimentar electrodomésticos como la nevera o el televisor”, puntualiza Eduardo da Matta, Solar Business Manager de Omexom en Brasil.

El proyecto presenta una innegable dimensión social, en la medida en que “transforma la vida de miles de familias que ahora tienen acceso a la energía”, destaca el director de Omexom. También tiene un gran valor medioambiental en un país que lucha por reequilibrar su matriz energética prestando especial atención a las energías renovables, y en particular a la fotovoltaica. “Para Brasil, este tipo de proyecto off-grid (unidades de producción autónomas no conectadas a la red) refleja una nueva tendencia, y Omexom lidera el sector para contribuir a su desarrollo”, concluye Eduardo da Matta.

14/11/2019