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En los últimos meses, la energía nuclear ha vuelto a ocupar el centro del debate, con una pregunta esencial: qué hacer con los residuos radiactivos. Son varias las acciones que se están implementando como respuesta, gracias a la capacidad de innovación de los actores del sector. Por ejemplo, el proyecto Cigéo de almacenamiento de residuos de alta actividad de vida larga, al este de Francia.

© Orano/LARRAYADIEU Eric

En un momento en el que planea sobre Europa el riesgo de falta de gas proveniente de Rusia a causa de la guerra en Ucrania, la industria nuclear, debido a su capacidad para producir electricidad con bajo contenido en carbono de forma continuada y a precios competitivos, está recuperando terreno como pieza clave de las estrategias que podrían dar respuesta a los grandes retos energéticos y climáticos del mañana.

“La energía nuclear suele llevar asociada una imagen negativa, alimentada por el recuerdo de los accidentes de Chernóbil y Fukushima. Lo cierto es que entre la población existe un gran desconocimiento tanto de su funcionamiento físico como de sus modalidades de procesamiento industrial, del ecosistema de seguridad relacionado con este tipo de energía y de las grandes innovaciones que comporta en el ámbito de la investigación”, subraya Pascal Champ, director del perímetro CND del polo nuclear de VINCI Energies, que incluye las competencias en electricidad, mecánica, ventilación y ensayo no destructivo, desde la ingeniería hasta el montaje, basándose en la experiencia del Grupo VINCI en materia de ingeniería civil.

“Nuestro posicionamiento es bastante único, ya que no somos ni operadores ni gestores de residuos. Actuamos como un integrador en un ámbito más amplio de conocimiento, movilizando a las diferentes empresas del Grupo para responder a licitaciones públicas o privadas”, explica Pascal Champ.

En concreto, Omexom Cherbourg se encarga de realizar trabajos para incrementar la capacidad de la planta de Orano La Hague; Cegelec CEM se ocupa de la instalación de los sistemas de acondicionamiento y depósito de residuos activos en la central EDF de Bugey, y Actemium Projets Nucléaires France y Actemium Tricastin están a cargo de la construcción y las pruebas de las instalaciones de alta y baja corriente o de la protección perimetral en las plantas del CEA, y en particular de Orano.

Residuos con distintos grados de peligrosidad

Entre los grandes temas controvertidos que se asocian instantáneamente a la energía nuclear destaca la cuestión de los residuos radioactivos. Aunque todos los desechos tienen en común la radioactividad, no todos presentan el mismo grado de peligrosidad. Esta se calcula en función de dos variables.

Por un lado, el nivel de radioactividad. Expresado en becquereles, corresponde al número de átomos desintegrados por segundo. En este caso, puede tratarse de residuos de muy baja actividad, de baja actividad, de media actividad o de alta actividad.

“El 90% de los residuos nucleares (en volumen) producidos en Francia ya cuenta con un procedimiento de gestión para su almacenamiento definitivo».

Por otro lado, el segundo parámetro para evaluar la peligrosidad de los residuos es su vida útil, el periodo durante el cual la cantidad de un mismo radionúclido se reduce a la mitad. Este puede variar de unos pocos días a varios miles de años. Se habla de residuos de vida corta cuando el periodo es inferior a 31 años y de residuos de vida larga cuando supera esta cifra.

Al cruzar estas dos variables, se pueden categorizar cinco tipos de residuos nucleares (véase el recuadro), pero todos deben ser tratados para un almacenamiento final seguro. Este tratamiento incluye la recogida y clasificación de los residuos, la reducción de su volumen y la modificación de su composición química y de su aspecto físico (por ejemplo, la concentración de residuos líquidos), y finalmente su acondicionamiento para su inmovilización en envases antes del depósito y/o el almacenamiento definitivo.

Proyecto Cigéo

“El 90% de los residuos nucleares (en volumen) producidos en Francia ya cuenta con un procedimiento de gestión de residuos para su almacenamiento definitivo. Se ocupa de ellos de manera industrial la Agencia Nacional para la Gestión de los Residuos Radiactivos (ANDRA) y disponen de centros específicos para su almacenamiento”, puntualiza Pascal Champ. A finales de 2020, la cantidad de desechos que gestionaba ANDRA ascendía a 1.600.000 m3, el equivalente en volumen a 445 piscinas olímpicas (cf. Inventario de residuos 2022 de ANDRA).

De todos modos, los residuos de alta actividad y media actividad de vida larga todavía no cuentan con un procedimiento definitivo de almacenamiento, y actualmente se encargan de acondicionarlos y almacenarlos quienes los producen, en espera de que se construyan unas instalaciones de almacenamiento definitivas, a gran profundidad (500 m bajo tierra). Este es el objetivo del proyecto Cigéo (Centro Industrial de Almacenamiento Geológico de Residuos) de ANDRA, ubicado en Meuse/Alto Marne, emplazamiento escogido por sus particulares propiedades geológicas, impermeables al agua y auto cicatrizantes.

Cigéo es un proyecto de una envergadura y una duración considerables, que podría rondar los cien años. Sea cual sea la naturaleza de los servicios a los que se han comprometido las distintas empresas con las que ANDRA se ha puesto en contacto, los retos técnicos y sociales relacionados con estas intervenciones comportan contratos sustanciales en cuanto a recursos y calendario. Entre 2016 y 2019, Cegelec CEM llevó a cabo varios estudios de dirección de obra para el subsistema de manipulación y almacenamiento de bultos de residuos de alta y media actividad de vida larga. “Esta misión, con un importe que supera los 20 millones de euros, representó 200.000 horas de estudios, implicó a 60 personas y dio como resultado una producción de un millar de entregables”, resume Pascal Champ.

 


Cinco categorías de residuos

Al cruzar los dos criterios de radioactividad y vida útil, se pueden identificar cinco categorías de residuos radioactivos.

  • Residuos de muy baja actividad: escombros, hormigón y chatarra, procedentes principalmente del desmantelamiento de las instalaciones nucleares, que representan el 27% del volumen de residuos en Francia y cuya radioactividad disminuye de forma significativa en el plazo de una década.
  • Residuos de baja y media actividad de vida corta: guantes, filtros y resinas a menudo vinculados al mantenimiento de las instalaciones nucleares, en particular hospitalarias o de investigación. Constituyen el 63% del volumen de residuos y su radioactividad desciende de forma significativa al cabo de unos 300 años.
  • Residuos de baja actividad de vida larga: incluye los residuos que contienen radio, provenientes de los minerales usados en algunas industrias, así como los desechos de grafito procedentes del desmantelamiento de los reactores nucleares de primera generación. Conforman el 7% del volumen de los residuos radiactivos.
  • Residuos de media actividad de vida larga, procedentes del tratamiento de combustibles usados de las centrales nucleares. Constituyen el 3% del volumen de los residuos radioactivos.
  • Residuos de alta actividad de vida larga, que corresponden a los desechos provenientes del tratamiento de combustibles nucleares usados: contienen los productos de fisión y los actínidos menores formados por las reacciones nucleares en el combustible durante su estancia en el reactor. Su vida útil puede prolongarse miles o incluso millones de años. Solo representan el 0,2% del volumen de residuos radiactivos, pero concentran el 96% de la radioactividad total de los residuos radiactivos en Francia.

 

13/10/2022