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El sistema de propulsión diésel-eléctrico, que ya se usa en algunos cruceros, se está empezando a utilizar también en los barcos de arrastre. Al timón, un armador de Guilvinec, asistido por Barillec Marine Lorient, filial de VINCI Energies.

Zarpó del puerto base de Guilvinec, en la Bretaña, para salir por primera vez al mar en octubre de 2021. El Blue Wave, arrastrero de altura de 22 metros de eslora, no es un pesquero como los demás: es el primero en Francia que funciona por transmisión diésel-eléctrica. Su armador, Jean Baptiste Goulard, defensor de una pesca más responsable y que emita menos CO2, encontró la inspiración en un edificio neerlandés.

«La transmisión diésel-eléctrica es un primer paso hacia la adopción de fuentes de energía más limpias»

Los sistemas de propulsión eléctrica e híbrida ya se utilizan en algunos barcos, pero falta acabar de conquistar a los armadores de la pesca artesanal. “Fue todo un desafío técnico, incluso para los expertos en energías y transmisión eléctrica del sector marítimo. Un arrastrero es parecido a un tractor: debe tener una gran potencia para poder remolcar redes de arrastre muy pesadas a poca velocidad”, explica Olivier Moriceau, responsable de negocios de Barillec Marine Lorient, la empresa de VINCI Energies que ha diseñado, producido e instalado el sistema de propulsión eléctrica del Blue Wave.

Más sobrio y más cómodo

La empresa, especializada en sistemas de propulsión eléctrica e híbrida y en la gestión, la producción y el almacenamiento de energía para armadores y astilleros, con sede en Concarneau (Finisterre) y Lorient (Morbihan), trabajó codo con codo con el armador y su estudio de arquitectura para diseñar un dispositivo personalizado.

El sistema de propulsión eléctrica del Blue Wave incluye un motor síncrono de imanes permanentes de 500 kW para 175 rpm, un variador de velocidad del motor y un kit de refrigeración líquida del conjunto, todo ello alimentado por dos grupos electrógenos diésel de 400 V-600 kVA y 350 kVA.

El hecho de contar con varios grupos electrógenos permite adaptar el número de motores diésel que se ponen en marcha en función la carga. Si la necesidad es poca, solo funciona un grupo electrógeno. El resultado es un menor consumo de energía y, por tanto, una menor emisión de CO2”, señala Olivier Moriceau. En este proyecto en concreto, el uso del sistema de propulsión diésel-eléctrico se traduce en una reducción de aproximadamente el 20% del consumo de carburante.

Y no solo consume menos energía, sino que también es más cómodo. Para los marineros, la elección del motor eléctrico comporta en primer lugar mucho menos ruido y menos vibraciones. Además, facilita una disposición mucho más flexible de las máquinas a bordo, lo que permite liberar espacio de trabajo.

Entonces, ¿por qué no adoptar un sistema totalmente eléctrico? “Eso requeriría cantidades ingentes de baterías, lo que no es fácilmente compatible con el volumen de almacenamiento de pescado que necesita un barco de arrastre. Todavía no estamos en ese punto, pero llegaremos. La transmisión diésel-eléctrica es un primer paso hacia la adopción de fuentes de energía más limpias (hidrógeno…)”, concluye Olivier Moriceau.

18/03/2022