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A raíz de la normativa medioambiental de 2020, el sector inmobiliario terciario debe tener en cuenta todas sus externalidades. El contrato de rendimiento bajo en carbono se inscribe en esta lógica de evaluación sistémica. Una práctica que VINCI Facilities se aplica en primer lugar a sí misma.

Un contrato de rendimiento bajo en carbono puede utilizar varias herramientas: el P2C (Profil Carbone Contrat), el Quick Scan medioambiental, el CMS (Carbon Monitoring System) o el balance de emisiones de gases de efecto invernadero.

Un contrato de rendimiento bajo en carbono puede utilizar varias herramientas: el P2C (Profil Carbone Contrat), el Quick Scan medioambiental, el CMS (Carbon Monitoring System) o el balance de emisiones de gases de efecto invernadero.

Mediante la ley energía-clima, aprobada en 2019, Francia se compromete a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para alcanzar la neutralidad en carbono en 2050. Entre el arsenal de disposiciones calibradas para lograr este objetivo, algunas normativas se centran en ámbitos de actividad específicos. Así, la nueva normativa medioambiental, conocida como “RE2020”, se aplica especialmente al sector de la construcción.

Desde el 1 de enero de 2022, los edificios nuevos deben diseñarse para garantizar un objetivo de reducción del 30% de las emisiones directas e indirectas de aquí a 2030 y del 75 % en 2050. En primera línea de los edificios nuevos destacan los inmuebles terciarios, grandes consumidores de energía.

“Empezar por evaluar nuestra propia actividad de gestión de edificios en todas nuestras actividades”.

Según el Observatorio del Sector Inmobiliario Sostenible, la huella de carbono de un edificio de oficinas alcanza las 9 toneladas equivalentes de CO2 por metro cuadrado a lo largo de su ciclo de vida. La iluminación, la calefacción, el aire acondicionado y el consumo de agua necesarios para el buen funcionamiento de los inmuebles son, por supuesto, los principales responsables de estas cifras.

Para un análisis más exhaustivo de la huella de carbono de los edificios pueden tenerse en cuenta cuatro grandes criterios: la construcción racional, la utilización controlada, el almacenamiento y la economía circular (véase el recuadro).

El contrato de rendimiento bajo en carbono, más ambicioso que el contrato de rendimiento energético

En esta lógica de evaluación global y sistémica, propietarios, constructores y operadores disponen ahora de una nueva herramienta: el contrato de rendimiento bajo en carbono (CRBC), acuerdo contractual entre un promotor y los operadores especializados en los servicios energéticos. A diferencia del contrato de rendimiento energético (CRE), el CRBC no solo contempla el compromiso de reducir el consumo energético, sino también la huella de carbono de una actividad determinada.

“En el marco de un contrato de rendimiento bajo en carbono se pueden utilizar varias herramientas”, señala Emmanuel Nunes, responsable de desarrollo comercial en VINCI Facilities.

La herramienta P2C (Profil Carbone Contrat) permite realizar el cálculo de la huella de carbono de los contratos de gestión de edificios firmados con / nuestros clientes. Se basa en datos y factores de emisiones de las bases de datos ADEME y INIES.

El QuickScan medioambiental es un método rápido para medir las emisiones específicas de nuestros clientes y potenciales clientes para posteriormente proponerles un plan de descarbonización con compromisos acordes a sus trayectorias de reducción de las emisiones de CO2.

El CMS (Carbon Monitoring System) es la herramienta del contrato de rendimiento bajo en carbono que permite supervisar los compromisos de reducción y poner en valor las acciones de rendimiento bajas en carbono realizadas en el marco del contrato.

El balance de emisiones de gases de efecto invernadero está especialmente dirigido a las empresas sujetas a la normativa que quieran llevar a cabo un plan de descarbonización ambicioso”.

La lógica de la certificación de calidad

Aunque todavía son marginales, estos nuevos contratos de rendimiento deberían incorporarse rápidamente a las prácticas asociativas del sector inmobiliario. Constituirán un activo adicional en el proceso de obtención de certificados: Bâtiment à Energie Positive & Réduction Carbone (E+C-), NF HQE™, BREEAM, LEED o BBCA.

Para acelerar el desarrollo del contrato de rendimiento bajo en carbono y hacer valer una legitimidad incontestable en los planteamientos de sobriedad energética emprendidos en el mercado inmobiliario, VINCI Facilities también ha decidido aplicar esta práctica en sus propias actividades. “Antes de actuar y comprometernos para reducir las emisiones de nuestros clientes, desde hace más de un año hemos adoptado una estrategia de apropiación de esta nueva unidad de medida que es el carbono para para evaluar nuestra propia actividad de gestión de edificios, ámbito a ámbito, en todas nuestras actividades”, explica Emmanuel Nunes.

 


Los cuatro criterios de una huella de carbono ampliada

  • El criterio de construcción racional se refiere a las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a toda la fase de construcción del edificio hasta su demolición: producción, transformación y transporte de los materiales de construcción, logística de las obras de construcción y materiales utilizados.
  • El criterio de utilización controlada alude a la fase de utilización del edificio, y más concretamente a los sistemas de calefacción, refrigeración, producción de agua caliente sanitaria y ventilación, así como al uso de energías renovables.
  • El criterio de almacenamiento hace referencia a los materiales reciclados y de origen biológico usados para el aislamiento de los edificios.
  • El criterio de economía circular se refiere a la deconstrucción, la reutilización y el reciclaje de materiales durante la construcción, el potencial de cambio o la evolución del inmueble.

 

15/02/2023