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El Grupo VINCI lleva ya cinco años apostando por los algoritmos para optimizar el rendimiento de sus soluciones, en una estrategia adecuadamente pensada y organizada. Entrevista a François Lemaistre, director general de la marca Axians y “patrocinador IA” para el Grupo VINCI.

En la intersección entre preocupaciones sociales y decisiones políticas de calado, la inteligencia artificial (IA) se revela cada día más como una clave de la transformación de las empresas y de la competitividad futura de nuestra industria, particularmente en los sectores de la construcción y la edificación.

“Los algoritmos, que ya están muy presentes en los procesos de producción, van a adquirir una enorme relevancia en el futuro. No obstante, no hay que olvidar que la IA, nacida en los años 50, no es una solución milagrosa y que su eficiencia es el resultado de estrictas condiciones de implementación”, recuerda François Lemaistre, director general de la marca Axians (VINCI Energies) y “sponsor IA” para el Grupo VINCI.

A lo largo de casi ochenta años, la IA ha tenido resultados oscilantes —recuerda este especialista—, pero actualmente coinciden tres factores fundamentales para su éxito: algoritmos sofisticados, datos masivos y una potencia de cálculo sin precedentes.

Pero el contexto no lo es todo. “En el caso de las industrias, aún es necesario establecer un planteamiento meditado y organizado en torno a la utilización de los algoritmos. Es lo que hicimos en el Grupo VINCI a finales de 2018, con la creación de un primer grupo de reflexión prospectiva, cuenta François Lemaistre.

Rápida aplicación industrial

Las conclusiones del grupo de trabajo, presentadas unos meses más tarde ante el comité ejecutivo del Grupo, eran claras: la IA es una herramienta eficiente, que va a transformar muchas cosas y tiene un interés real para las actividades de VINCI. “A partir de entonces, establecimos un programa y le asignamos tres grandes objetivos: aculturar al Grupo respecto a la IA, crear comunidades para agrupar las competencias y orientar a las empresas en sus iniciativas y proyectos”, prosigue.

Tras una fase de prueba de doce meses, ocho primeros proyectos salieron adelante con éxito tras un período de incubación en Leonard, la plataforma de prospectiva e innovación de VINCI. Se trata de proyectos de dimensiones muy operativas y pensados para una rápida aplicación industrial, como SprinkIA, un nuevo procedimiento de dimensionamiento de las redes de aspersores (protección contra incendios de los edificios mediante proyección de agua).

En cinco años se han incubado en Leonard 70 proyectos, dos tercios de ellos impulsados por VINCI Energies.

“Un período de incubación de un semestre bastó para demostrar que era posible configurar una red de extinción en cuestión de minutos, cuando sin los algoritmos se requerían varias semanas de diseño. Además, el proyecto SprinkIA demostró que, en el tiempo en que se efectuaba el cálculo de dimensionamiento, podíamos incorporar los criterios relativos a la estandarización de las mangueras y, por tanto, generar ahorro. Para los clientes, esto significa un servicio mucho más rápido y fiable en fases con plazos específicos, como las licitaciones”, argumenta François Lemaistre.

De esta primera oleada de investigaciones llevadas a cabo en Leonard nació una estructura, DIANE (Digitalización e Inteligencia Artificial para Nuestras Empresas), cuyo objetivo es facilitar la aplicación de casos de uso a base de IA en las diferentes actividades de VINCI Energies. “Se da un círculo virtuoso: la incubación conduce a casos de uso, que a su vez generan un proceso estructurado de aculturación a la inteligencia artificial”, comenta el director de la marca Axians.

Plantearse las preguntas correctas

Sin embargo, la IA no se aplica a todo. A los algoritmos les gustan los elementos legibles (planos sobre papel, imágenes), las reglas claras y los esquemas repetitivos. La IA también necesita datos, que no siempre están disponibles. Y, sobre todo, la IA es cara.

“Antes de tirarse de cabeza ante cualquier idea, cabe hacerse tres preguntas: ¿la innovación que se busca ya existe en el mercado?; ¿puede resolver un problema propio de una o varias de nuestras actividades y combinarse con métodos tradicionales?; ¿qué rentabilidad nos garantiza? A partir de esta tabla de análisis, vamos a seleccionar entre un 10  y un 20% de los proyectos que se nos presenten”, detalla François Lemaistre.

Otro requisito para la eficacia de este enfoque es la asimilación por parte de los equipos, la capacidad de análisis, de actualización y de mejora permanente de lo que es y debe seguir siendo una herramienta dirigida por el ser humano.

En cinco años se han incubado en Leonard 70 proyectos, dos tercios de ellos impulsados por VINCI Energies, con igual distribución entre sus cuatro marcas: Omexom, Axians, Building Solutions y Actemium. “La IA ofrece oportunidades interesantes para la mayoría de las operaciones en las que nuestras empresas son susceptibles de intervenir: en unos casos para mejorar los procesos, en otros para reforzar la calidad del servicio, y en otros para favorecer la rentabilidad económica. A todo ello se añade un beneficio medioambiental claramente medible, criterio esencial para nuestro objetivo de lograr una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero del 40% de cara a 2030”, destaca François Lemaistre.

Decisiones rentables

Recurrir a los algoritmos ya está resultando muy rentable en diversos proyectos del Grupo VINCI, que también se ha acercado al mundo de la investigación con el fin de aproximarse de forma óptima a ciertos ámbitos de aplicación de la IA (véase recuadro).

La inteligencia artificial ya está revolucionando la supervisión de activos críticos (presas y redes de distribución de agua) gracias a una interpretación muy refinada de imágenes por satélite de alta definición. También facilita el mantenimiento de parques eólicos off-shore. Además, mejora en muchos puntos la gestión de la ingeniería y de los edificios, permitiendo así reducir su huella de carbono de construcción y su consumo energético a largo plazo. Asimismo, se puede citar la aportación de la IA en el mantenimiento de las vías ferroviarias, en la ayuda al diseño del refuerzo de suelos o a la verificación del trabajo de los proyectistas, en la detección preventiva de fugas de agua subterráneas…

Por último, la IA también puede ser de ayuda en funciones transversales. Por ejemplo, permite a los departamentos jurídicos aplicar a cada licitación una plantilla de lectura capaz de llegar hasta niveles muy precisos, como las penalizaciones por retraso.

Las inversiones de estos últimos años y las decisiones que se han tomado están dando sus frutos. “La IA es un potente instrumento para favorecer el rendimiento (técnico, comercial y medioambiental) de nuestras soluciones y la exactitud de nuestros precios, cumpliendo estrictamente las normas materia de ética y de protección de datos. Creemos firmemente que no va a destruir puestos de trabajo, sino que contribuirá a mejorar la utilización de las competencias, en este caso también para mejorar el rendimiento”, apunta François Lemaistre.


Mecenazgo de Hi! PARÍS

Para aproximarse de forma óptima a ciertos ámbitos de aplicación de la IA, VINCI se ha acercado al mundo de la enseñanza superior y de la investigación convirtiéndose en mecenas de Hi! PARÍS, centro interdisciplinario de ciencia de datos e inteligencia artificial, que reúne a la HEC (Escuela de Estudios Superiores de Comercio) y el Instituto Politécnico de París (X, ENSTA, ENSAE, Télécom Paris, Télécom SudParis). El objetivo de esta colaboración es ofrecer a los investigadores casos de estudio reales que puedan utilizar para sus reflexiones y que los puedan ayudar a desarrollar proyectos aplicables en la industria y en la sociedad.

 

16/04/2024