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La instalación de un parque eólico en el mar implica afrontar varios retos tecnológicos y asegurarse de que se cumplen las etapas clave para una ejecución óptima del proyecto.

Europa tiene grandes aspiraciones en cuanto a energía eólica marina. La hoja de ruta de la Comisión Europea prevé pasar de una capacidad de producción de 12 GW en 2020 a una de 60 GW en 2030 y 300 GW en 2050. Para alcanzar esos objetivos, se ha previsto una inversión de cerca de 800.000 millones de euros en los próximos 30 años.

Francia, por su parte, se ha fijado el objetivo de alcanzar una capacidad de entre 5,2 y 6,2 GW en 2028. Hasta el año 2023 se han previsto seis grandes proyectos en Fécamp (Sena Marítimo), Courseulles-sur-Mer (Calvados), Le Tréport (Sena Marítimo), Saint-Brieuc (Costas de Armor), Noirmoutier (Vendée) y Saint-Nazaire (Loira Atlántico).

El primer parque eólico marino de una potencia de 480 MW, frente a la capital de la construcción naval francesa, debería estar operativo antes del fin de 2022. Su instalación –como la de todo parque eólico offshore– es un proyecto complejo, con requisitos concretos, que requiere el dominio de numerosos componentes tecnológicos y la verificación de diversas etapas clave.

«Dado que las condiciones de explotación suelen ser difíciles, es primordial plantear todo el parque para que sea lo más eficaz y resiliente posible».

Elegir la ubicación

En este ámbito, los desafíos tecnológicos son considerables. El primero es elegir bien la ubicación, como recuerda Irina Lucke, Division Lead & Managing Director de Omexom Renewable Energies Offshore en Alemania (VINCI Energies).

Es esencial estudiar de forma precisa la profundidad del agua, el tipo de suelo y las condiciones de viento. En el mar Báltico o el mar del Norte, las situaciones pueden ser muy diferentes. Un suelo arenoso o fangoso plantea problemas técnicos concretos con soluciones de diferentes cimentaciones (en monopilotes, gravitacional o en estructuras metálicas denominadas jacket)”, comenta.

Cuando hay mucha profundidad, puede ser necesario instalar cimentaciones flotantes. Todos esos diferentes parámetros también influyen en el tipo y el número de turbinas que se eligen”.

Construir para durar

En la instalación de un parque eólico offshore se debe tener en cuenta, además, la vida útil de este tipo de centrales, que es de 20 años como mínimo. “Dado que las condiciones de explotación suelen ser difíciles, es primordial plantear todo el parque para que sea lo más eficaz y resiliente posible y asegurar así una alta disponibilidad. Por otra parte, hay que procurar que los barcos y los helicópteros puedan acceder a las instalaciones con total seguridad. La prioridad absoluta es la seguridad de las personas”, subraya Irina Lucke.

La subestación: un elemento clave

Otro gran desafío es la verificación de la calidad y la fiabilidad de la subestación del parque eólico, ya que es el centro neurálgico de la central. Permite recuperar la corriente producida por los aerogeneradores y elevar la tensión para poderla inyectar en la red eléctrica terrestre.

La subestación también centraliza todos los datos relativos al funcionamiento del parque y los transmite al centro de control en tierra, que controla todo el parque eólico a distancia. “En este aspecto, la elección del fabricante es esencial”, señala Irina Lucke, cuya empresa tiene actualmente más de 3 GW bajo gestión técnica para clientes como Merkur, Eneco, EDF, Ørsted o EWE.

Mantener los equipos en buen estado

Por último, otro desafío que hay que afrontar es el mantenimiento de los equipos en buen estado hasta el despliegue final del parque. En ocasiones pasan dos años entre la salida de fábrica del material y su instalación en el mar. Los aerogeneradores se almacenan junto al mar en piezas sueltas, y deben supervisarse constantemente para evitar cualquier alteración. Mediante soluciones digitales se pueden medir en tiempo real diversos parámetros clave, como la temperatura, la hidrometría o la corrosión, a través de sensores.

16/06/2022